Introducción Histórica
El municipio de Las Omañas es testigo del nacimiento del río Órbigo, allí donde los ríos Omaña y Luna unen sus aguas para formar un cauce único. En las aguas del Omaña, la trucha encuentra el ambiente propicio para su desarrollo. A través de los siglos, su pesca ha generado una auténtica cultura gastronómica. Los pueblos y campos de las Omañas se alejan de la fisonomía montañesa de sus vecinos del norte. Los estrechos valles y las casas de piedra dan aquí paso al tapial, los amplios sotos y los cultivos de lúpulo característicos de la Ribera del Órbigo. Sus calles y plazas conservan el aroma de un modo de vida tradicional, perdurando inalterado durante siglos.
Atestiguan este rico pasado las casonas solariegas, las iglesias cuajadas de elementos artísticos, y el castillo medieval. En el pago del Castrillo de Pedregal se observa un talud de asentamiento castreño, bien prerromano o bien consecuencia de las explotaciones romanas de oro, visibles en la huella de aluviones rojizos del terreno.
Mención especial merecen Las Miédolas, explotación aurífera romana, conservando 2000 años después parte de las estructuras desarrolladas por los ingenieros de la antigüedad. En cuanto a las referencias más antiguas, se cita San Martín de La Falamosa en el siglo X, donde queda algún resto de una torre y un muro.